26 de Septiembre de 2024
Por Thals R Volmar
En el sitio web oficial del Estado de Nueva York, cannabis.ny.gov, se dice que "Cannabis sativa es una planta con múltiples nombres -hierba, marihuana, hachís - que puede tener características psicoactivas y que se consume con fines recreativos y terapéuticos. [...]. La planta de cannabis contiene cientos de compuestos químicos, incluidos cannabinoides y terpenos." Y además, en su información sobre el producto, argumentó que no existe diferencia entre marihuana y cannabis, por lo que en este artículo priorizamos el término cannabis.
El uso de cannabis con fines medicinales es el tetrahidrocannabinol, THC, presenta resutados controvertidos respecto a sus beneficios, razón por la cual algunas leyes han permitido la venta de dicho producto y otras no. Como vimos en la información proporcionada anteriormente, el cannabis contiene enormes compuestos químicos, principalmente cannabinoides y terpenos. Los cannabinoides son sustancias que actúan sobre determinadas células de nuestro cuerpo a partir de receptores, comúnmente el cerebro, el sistema digestivo, etcétera.
Los terpenos son sustancias químicas naturales que se encuentran en las plantas. Son los encargados de los aromas, sabores y colores asociados a varias especies de plantas. Los terpenos interfieren con los cannabinoides, etc., para producir efectos psicoactivos. Los cannabinoides abundan en la planta de cannabis y vienen en variedades como los ya mencionados THC, CBD, CBN, etcétera. Actualmente, la legislación que no ha permitido la commercialización de THC ha permitido la venta de CBD, CBN, etc., porque no aportan efecto psicotrópico y están en estudio con vistas a resultados terapéuticos eficaces.
La legislación que lo ha permitido el uso de productos de CBD o cannabidiol que se encuentra en la planta de cáñamo generalmente indica que estos productos no deben tener un nivel de THC mayor al 0,3%, por lo tanto, un producto que contiene más del 0,3% de THC se clasifica como con efectos psicoactivos. Estos productos contienen sustancias químicas que influyen en consecuencia en la actividad mental.
El cannabis se puede utilizar con fines medicinales, como vimos anteriormente, pero también se puede utilizar con fines recreativos. Para que el cannabis sea un tema social, debemos mirarlo desde una perspectiva recreativa. El tetrahidrocannabinol, THC, es el más común, porque se encuentra en niveles elevados en el cannabis recreativo y es la base de los efectos psicotrópicos de la marihuana. El cannabis recreativo afecta a nuestro estado de ánimo, sentidos, etc., y provoca una sensación de euforia en el consumidor. Influye en nuestra memoria y nuestra forma de actuar después de haberlo consumido.
El cannabis se encuentra disponible en el mercado en varias formas: hojas, cogollos secos, flores, etc., y también se consume en diversas formas: hierba, resina, aceite, y otros productos abundantes en THC. A diferencia de otros productos ricos en THC que quizás requieran costes más elevados, en zonas desfavorecidas, el cannabis se consume en su forma más tradicional: pajita o porro. Fumar un pajita o tomar un porro son conceptos muy utilizados cuando se habla de cannabis para uso recreativo. El porro o porro de cannabis se forma a partir de un papel que envuelve la hierba o flores de cannabis para poder fumarlo.
El cannabis para uso recreativo en el caso del tetrahidrocannabinol tiene efectos directos en el cerebro y el sistema digestivo, es por esto que el consumidor, después de haberlo tomado y dependiendo de la cantidad, puede ser objeto de una gran euforia. Los consumidores que buscan un bienestar constante se encuentran en una situación de dependencia. El cannabis, dependiendo de la cantidad consumida y la frecuencia, puede aumentar el apetito o suprimirlo. El bajo consumo promueve el apetito mientras que el alto consumo lo reduce. Como resultado, quienes lo consumen en exceso adelgazan y se consumen.
Como el cannabis se consume más en las zonas desfavorecidas, quienes lo consumen con moderación y no tienen ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades nutricionales se encuentran en una situación de necesidad sostenida; pueden recurrir a porros más grandes y regulares para satisfacer sus necesidades en consecuencia. De hecho, en ambos escenarios, los efectos del cannabis recreativo no son benignos. Además, siempre en el contexto de consumo intenso y regular, el cannabis provoca psicosis - alucinaciones, delirios, falta de autoconocimiento, descuido, etc. - y, con el tiempo, el sujeto podría encontrarse en un mundo aparte, separado de la realidad.
El cannabis da a los consomidores la energía suficiente para poder alcanzar un objetivo difícil en términos de delicuencia, además de eso, quienes se encuentran en situación de dependencia puede hacer todo lo posible para obtenerlo con el fin de satisfacer su necesidad. El cannabis también actúa sobre el sistema respiratorio; los fumadores de porros suelen ser víctimas de infecciones pulmonares e incluso de cáncer de pulmón. Quienes fuman paja pueden tener la boca pastosa y correr riesgo de gingivitis; pueden ver que sus ojos y labios también cambian de color.
El cannabis de uso recreativo, en definitiva, tiene efectos elevados y alteradores, perjudica la salud en general. Sus efectos sobre la salud son enormes. Sin embargo, en Nueva York y en todas partes, no es raro ver en el camino a un individuo en medio de bocanadas de humo que tose sin cesar; tomar perros es su costumbre.